sábado, 6 de marzo de 2010

El difícil camino hacia el Autoperfeccionamiento

El camino del auto-perfeccionamiento es similar a cómo se cura una herida en nuestro cuerpo. La cicatrización se produce desde dentro hacia afuera, y es fundamental que se respete cuando la herida es profunda. Si deja que se airee la herida, se sanará más rápido. Si quisiera taparlo para hacerse de cuenta de que está curado, el resultado es la producción de pus y todo el proceso se verá amenazado.

En cada grupo, se puede ver la lucha por la cual se distribuyen entre las personas las cualidades positivas. Cuando nos fijamos en los otros, dividimos entre ellos fortalezas y debilidades de manera desigual. Creamos una imagen apresurada, y el otro tiene que luchar a veces arduamente para deshacerse de nuestras proyecciones. El error es más grave cuando proyectamos sólo una sombra. Así que ver faltas en los demás es una de las peores cosas que se pueden hacer (sobre todo después de que se pretenda a haber iniciado un verdadero aprendizaje del autoperfeccionamiento).

La práctica también demuestra que sólo podemos observar nuestros propios errores de manera constructiva cuando dejamos de lado el hábito de proyectarlos sobre los otros. En compensación, quien observa serenamente sus propios defectos puede sentir afecto, pero nunca desprecio por las faltas de los demás. Tanto la condena injusta como el perdón fraterno nacen en todas direcciones. Todo lo que hacemos a los demás, viene también a nosotros, de forma más directa, AÚN, no estando conscientes de eso.

Se necesita coraje para admitir nuestra mediocridad y otros defectos, sin caer en el lamento, en la autocompasión, o asignar la culpa a alguien más por el hecho de tener este o aquel defecto: "Si la gente me hubiera dado más atención..."

La auto-observación es una reflexión de nuestro estado interior y nuestra actitud ante la vida, en la que no hay ansiedad y no tenemos apego en relación con nuestros éxitos, ni rechazamos nuestros errores. Ese mirar tan impersonal para sí mismo, no puede hacerse de prisa, ni con orgullo o con algún complejo de inferioridad. Para ser capaz de observarse con ecuanimidad, tenemos que dejar de suponer que somos el centro del universo, o el único ser que nos interesa en este planeta.

El proceso de auto-observación excluye la lucha consigo mismo, el conflicto o la exclusión. Esto significa mirar el mundo dentro y fuera de nosotros, sin aferrarse a nada y no rechazar nada. Entonces, el equilibrio se produce naturalmente, como consecuencia de expandir la conciencia, independientemente del intento de control por la mente consciente.

Con la práctica, observamos que la conciencia serena de los propios errores va surgiendo con más facilidad, hasta que llega el momento de prevenir un número cada vez mayor de fallas. El primer paso, sin embargo, es disociar el error del castigo o la condena. El error es sólo un acierto que no llegó a ocurrir. La humanidad ha evolucionado millones de años a través del mismo método científico de ensayo y error, y no hay ninguna razón para pensar que esto pueda ser diferente en el campo espiritual. Por el contrario, un maestro de la sabiduría ha dicho que el error más grave no está en intentar, ya que la tentativa constante de acertar hace que separemos gradualmente todas las imperfecciones.

Cuando negamos un error, sólo estamos perdiendo una oportunidad de intentar enfrentar honestamente la falla, y por lo tanto, superarla. Pero, el error no se elimina con algún violento esfuerzo de voluntad, sino con un examen cuidadoso y tranquilo, sin temor al castigo y sin ninguna imagen negativa de nosotros mismos. La falla existe sólo porque elegimos seguir el ideal del auto-perfeccionamiento en la vida diaria, y cada paso adelante es la transformación de un fallo en un éxito.

Poco a poco, cada defecto se convertirá en una virtud. El miedo y la agresividad será coraje con prudencia, la inconstancia será entonces estabilidad, la lujuria y la ansia de poder dará lugar a la tranquilidad y al altruismo, la ansiedad cederá el espacio para la paz interior y, no sólo nos convertiremos en mejores personas, sino también ayudaremos a aquellos que nos rodean a que sean también mejores, al menos con ellos mismos.

TÍTULO ORIGINAL: O Difícil Caminho do Auto-aperfeiçoamento
Autor: Sandra Regina da Ignacio L.
Fecha de publicación: 02/03/2010
FUENTE: Portal Qualidade Brasil
http://www.qualidadebrasil.com.br
TRADUCCIÓN DEL PORTUGUÉS: José Manuel Sarmiento M.