martes, 23 de junio de 2009

Primero disparo y después pregunto-.

  Un rey, que en su carruaje pasaba por un pueblo, observó una flecha disparada exactamente en el centro
de un blanco, que era un círculo dibujado en el tronco
de un árbol.
 
   Intrigado, se dio cuenta que además había otras flechas
disparadas en varios sitios, todas con la misma precisión
en el centro del blanco.
 
Sorprendido por la habilidad del arquero, mandó a sus pajes a buscarlo. Después de algunos minutos, encontraron al autor de los certeros disparos. Se trataba de un niño de no más de 12 años.
 
   - ¿Eres tú el hábil arquero? -preguntó el rey.
 
   - Sí, -respondió el chiquillo.
 
   ¿Cómo haces para ser siempre tan certero en tu  puntería? -preguntó de nuevo el rey.
 
   - Es muy simple, -dijo el muchacho-, primero disparo
la flecha y después dibujo el blanco alrededor de ella,
 
Amigo,amiga, piensa por un momento si hacemos  eso en nuestras vidas  con las personas que nos rodean. A veces juzgamos basados en nuestros prejuicios, les decimos a todos nuestra opinión y después buscamos cómo justificar nuestras ligerezas,
  
   -Primero disparo y después pregunto-.
 
   A veces cometemos errores o maltratamos a los que nos rodean. En vez de aceptar nuestra responsabilidad, nos
ponemos defensivos y tratamos de justificar nuestro proceder.
 
  ¿Cuánta energía de vida desperdiciamos justificando actitudes con las que solo pretendemos cubrir nuestros temores, miedos o inseguridades?
 
 

viernes, 5 de junio de 2009

Para pensar...



Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco.

Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas.

Así que para alimentar a la población japonesa los barcos pesqueros fueron fabricados más grandes para ir mar adentro.

Mientras más lejos iban los pescadores más era el tiempo que les tomaba regresar a entregar el pescado.

Si el viaje tomaba varios días, el pescado ya no estaba fresco.
Para resolver el problema, las compañías instalaron congeladores en los barcos pesqueros.

Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el fresco, y no les gustó el congelado, que, por lo tanto, se tenía que vender más barato.

Las compañías instalaron entonces en los barcos tanques para los peces.

Podían así pescar los peces, meterlos en los tanques y mantenerlos vivos hasta llegar a la costa.

Pero después de un tiempo los peces dejaban de moverse en el tanque. Estaban aburridos y cansados, aunque vivos.

Los consumidores japoneses también notaron la diferencia del sabor porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor 'fresco-fresco'.

¿Cómo resolvieron el problema las compañías japonesas? ¿Cómo consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco?

Si las compañías japonesas te pidieran asesoría, ¿qué les recomendarías?

(Mientras piensas en la solución.... Lee lo que sigue):

Tan pronto una persona alcanza sus metas, tales como empezar una nueva empresa, pagar sus deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea, empieza a perder la pasión. Ya no necesitará esforzarse tanto. Así que sólo se relaja.

Experimentan el mismo problema que las personas que ganan la lotería, o el de quienes heredan mucho dinero y nunca maduran, o de quienes se quedan en casa y se hacen adictos a los medicamentos para la depresión o la ansiedad.

Como el problema de los pescadores japoneses, la solución es sencilla.

Lo dijo L. Ron Hubbard a principios de los años 50:

"Las personas prosperan más cuando hay desafíos en su medio ambiente".

Para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras ponen a los peces dentro de los tanques en los botes, pero ahora ponen también ¡un TIBURÓN pequeño! Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan muy, pero muy vivos. ¡Los peces son desafiados! Tienen que nadar durante todo el trayecto dentro del tanque, ¡para mantenerse vivos!

Cuando alcances tus metas proponte otras mayores. Nunca debes crear el éxito para luego acostarte sobre él. Así que, invita un tiburón a tu tanque, y descubre qué tan lejos realmente puedes llegar.