Qué bella es la experiencia
que hoy la vida me presenta
un umbral que se levanta
una flor que se revienta
un recodo en el camino
una luz que me alimenta
el haber llegado aquí
todo eso representa
un deseo tan profundo
de vivir más de la cuenta
es llenar los corazones
del amor que se calienta
con el fuego que se prende
por la pasión turbulenta
cuya llama se reaviva
al llegar a los cuarenta
Fueron los años pasados
hojas de limón y menta
que me trajeron la calma
cada vez que hubo tormenta
pero mi espíritu bohemio
del tiempo no se lamenta
pues su paso inexorable
es la huella cenicienta
que se marca en mis cabellos
con finos hilos de argenta
sonriendo bajo la brisa
sea limpia o polvorienta
silbando una melodía
triste, alegre o soñolienta
y que enciende la mirada
cuando cumples los cuarenta
Al iniciar la nueva etapa
de cambiar lo que aparenta
el futuro por venir
es el faro que me orienta
el amor y sus regalos
es la fuerza que me alienta
a luchar por ideales
de mi juventud violenta
llevándome tan tan lejos
donde el miedo ya no sienta
sembrando así la esperanza
en el sol de los noventa
es tan grata sensación
todo el mundo lo comenta
uno comienza a gozar
a partir de los cuarenta
Tengo tanto por hacer
que mi alma ríe contenta
no perderé más el tiempo
que la vida no recuenta
pues las flores de un jardín
se cosechan con la venta
y el perfume que atesoran
es caudal que siempre aumenta
desbordando el corazón
de un cantor que se impacienta
por emprender con coraje
la senda de los cincuenta
un sueño de libertad
celo de mirada atenta
cuando se transita en la vida
más allá de los cuarenta
José Manuel Sarmiento M.
Agosto 1994
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